China bajo investigación por presunta manipulación del mercado de semiconductores heredados

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La administración Biden ha iniciado una investigación de alto nivel sobre el creciente dominio de China en la fabricación de semiconductores heredados, un mercado crítico que abarca desde automóviles hasta sistemas de defensa.

La Oficina del Representante Comercial de EE.UU. (USTR) está examinando si las prácticas chinas, respaldadas por un extenso apoyo estatal, constituyen una competencia desleal que pone en riesgo las industrias estadounidenses y la seguridad nacional.

Según la USTR, China está en camino de controlar más del 60% de la nueva capacidad global de chips heredados para finales de esta década. Este dominio se ha logrado a través de su estrategia "Hecho en China 2025", que incluye subsidios multimillonarios y prácticas laborales que suprimen los salarios.

La administración Biden alega que China está utilizando tácticas anticompetitivas, incluyendo:

  • Ciberintrusiones
  • Transferencias forzadas de tecnología
  • Venta de chips entre 30% y 50% por debajo de los costos de producción

Katherine Tai, Representante Comercial de EE.UU., señaló que estos precios artificialmente bajos están eliminando a los competidores y consolidando el control chino sobre el mercado.

La investigación, que durará un año, evaluará el impacto en sectores críticos como defensa y dispositivos médicos. También examinará el control chino sobre los sustratos de carburo de silicio, un componente esencial en la fabricación de semiconductores.

Se ha programado una audiencia pública para marzo de 2025. La USTR también está solicitando aportes de la industria para desarrollar estrategias que promuevan la adopción de chips producidos en EE.UU., particularmente en infraestructura crítica.

Los analistas advierten que encontrar alternativas a los componentes chinos será un desafío importante, especialmente a precios y volúmenes comparables. La investigación podría resultar en una importante reestructuración de las cadenas de suministro globales.

Esta investigación representa el último punto de tensión en una creciente rivalidad tecnológica entre EE.UU. y China. Las empresas que obtienen chips heredados de China podrían enfrentar mayores costos, interrupciones en el suministro o escrutinio regulatorio mientras la investigación avanza.