La Amenaza de SteamOS: El Desafío Linux que Podría Destronar a Windows en Gaming

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SteamOS, el sistema operativo de Valve basado en Linux, está emergiendo como una seria amenaza para el dominio de Windows en el mercado de juegos para PC.

El éxito explosivo de Steam Deck en los últimos tres años ha demostrado que existe una gran demanda de dispositivos portátiles optimizados para juegos. Mientras que competidores como Asus y Lenovo han intentado replicar este éxito con sus propios dispositivos basados en Windows, la experiencia de usuario ha sido inferior debido a las limitaciones del sistema operativo de Microsoft en este formato.

Esta situación ha llevado a Lenovo a colaborar con Valve para su Legion Go S, el primer dispositivo portátil oficialmente impulsado por SteamOS. Además, se rumorea que Asus también está desarrollando su propio hardware con SteamOS, mientras que Valve planea hacer disponible su sistema operativo para descarga general en 2025.

La clave del éxito de SteamOS radica en Proton, una capa de compatibilidad que permite ejecutar juegos de Windows en hardware AMD de bajo consumo con mínimas complicaciones. Si bien no puede ejecutar todos los títulos, funciona perfectamente con la mayoría de los juegos de PC.

En contraste, Windows enfrenta diversos desafíos. La transición a Windows 11 no ha sido fluida, con actualizaciones problemáticas que afectan especialmente a los jugadores. Microsoft también lucha por mantener su posición en el mercado de juegos, con la marca Xbox perdiendo terreno a pesar del crecimiento de Game Pass.

La estrategia de Valve de ofrecer SteamOS gratuitamente a fabricantes recuerda al modelo que Google utilizó para expandir Android en el mercado móvil. Con Linux como base y flexibilidad en términos de hardware, SteamOS podría expandirse más allá de los dispositivos portátiles hacia laptops y computadoras de escritorio gaming.

Si bien es improbable un abandono masivo inmediato de Windows, SteamOS representa una alternativa cada vez más atractiva para fabricantes y usuarios. La dominación histórica de Microsoft en el mercado de PC podría estar enfrentando su primer desafío serio en décadas.