La carrera por el dominio tecnológico global ha encontrado un nuevo campo de batalla: los semiconductores avanzados. En un mundo cada vez más dependiente de la computación y la inteligencia artificial, el control sobre la producción de chips de última generación se ha convertido en un elemento clave de poder geopolítico.
La tecnología de litografía ultravioleta extrema (EUV) representa actualmente la frontera más avanzada en la fabricación de microprocesadores. Este proceso revolucionario permite crear circuitos integrados a escala nanométrica, fundamentales para el desarrollo de sistemas de inteligencia artificial y computación avanzada.
Sin embargo, la producción de estos chips no es solo un desafío técnico. La cadena de suministro global de semiconductores se ha convertido en un punto focal de tensiones internacionales. Desde la extracción de cuarzo ultrapuro hasta la fabricación final de circuitos miniaturizados, cada etapa del proceso representa un eslabón estratégico que las naciones buscan controlar.
La competencia por el dominio de esta tecnología ha intensificado las rivalidades entre potencias mundiales. El acceso a la tecnología EUV, en particular, se ha transformado en un símbolo de soberanía tecnológica y poder económico. Las naciones que controlan estos procesos de fabricación avanzada tienen una ventaja estratégica en la economía digital del futuro.
Este panorama tecnológico está redibujando el mapa del poder global. La capacidad de producir chips de última generación ya no es simplemente una cuestión de avance industrial, sino un pilar fundamental de la seguridad nacional y la influencia geopolítica en el siglo XXI.