Nintendo ha demostrado que las especificaciones técnicas ya no son el factor decisivo en el éxito de una consola de videojuegos. La reciente presentación de Switch 2 fue breve y carente de detalles técnicos, pero esto no fue casualidad: refleja una estrategia que ha llevado a la compañía japonesa a niveles históricos de popularidad.
Esta filosofía comenzó con el lanzamiento de Wii, una consola que técnicamente era inferior a sus competidores pero que revolucionó la industria con sus controles de movimiento. Wii Sports, con sus sencillos gráficos pero intuitiva jugabilidad, se convirtió en uno de los juegos más vendidos de la historia.
La estrategia, conocida internamente como "océano azul", se basó en la premisa de que la creciente complejidad técnica de los videojuegos estaba alejando a muchos consumidores potenciales. Nintendo decidió enfocarse en hacer juegos más accesibles e intuitivos en lugar de perseguir los últimos avances tecnológicos.
El éxito de esta visión se confirmó con Nintendo Switch, una modesta tablet que funciona como consola híbrida. A pesar de competir contra PlayStation y Xbox mucho más potentes, Switch está en camino de convertirse en la consola más vendida de Nintendo, posiblemente superando el récord del PS2.
Esta estrategia también ha beneficiado el desarrollo de juegos. Mientras otras compañías luchan con los crecientes costos de producción de juegos AAA y servicios en vivo, Nintendo puede crear títulos de manera más sostenible gracias a su enfoque en la experiencia de juego por encima de los aspectos técnicos.
La ausencia de especificaciones técnicas en la presentación de Switch 2 no fue una omisión, sino una declaración de principios: Nintendo ha encontrado su propio camino, uno donde la diversión y la accesibilidad importan más que los teraflops y la resolución 4K.